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Huesos, articulaciones y músculos
Propuesta renovadora para el tratamiento del dolor musculoesquelético crónico
15 de julio 2025
Tiempo estimado de lectura: 5m
El enfoque en la mente y en las terapias conductuales aleja el foco de los fármacos y propone una estrategia holística, indica nueva guía.

Getty Images

Una nueva guía de práctica clínica de la American Psychological Association (APA) para el tratamiento del dolor musculoesquelético crónico destaca la mejor evidencia actual sobre los tratamientos psicológicos y conductuales para estas afecciones generalizadas.
La filosofía detrás de esta guía es que, cuando se vive con dolor, “no es una sola cosa la que va a ayudarte. Es la combinación de varios tratamientos y terapias diferentes”, según afirmó Penney Cowan, miembro del panel que elaboró la guía y defensora de pacientes, quien tiene experiencia propia con el dolor crónico.
El panel basó la guía (aprobada en agosto de 2024 y lanzada en junio de 2025) en tres revisiones sistemáticas basadas en investigación actualizada. Estas incluyeron:
  • Una revisión de estudios sobre intervenciones no farmacéuticas realizada por la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médica.
  • Otra revisión sobre intervenciones de autogestión para el dolor crónico generalizado y
  • Una tercera sobre intervenciones psicológicas para el dolor crónico, excluyendo la cefalea.
Varias organizaciones han publicado directrices sobre el dolor crónico, pero la nueva de la APA se centra específicamente en el dolor musculoesquelético crónico, la afección de dolor crónico más común. Esto se hizo con el objetivo de proporcionar una guía clara, centrándose en una población específica de pacientes.
Los expertos manifestaron que aunque todavía falta evidencia que compruebe desde la ciencia algunas intervenciones, la decisión sobre el manejo del dolor debe ser consensuada entre médico y paciente, porque empíricamente hay muchas de estas intervenciones que sí funcionan.
Las recomendaciones de primera línea para el dolor musculoesquelético crónico incluyen:
  • la terapia cognitivo‑conductual,
  • las intervenciones multicomponentes de autogestión y para áreas específicas,
  • el ejercicio y las terapias psicológicas
El dolor crónico está muy extendido. Estudios en Latinoamérica muestran que la prevalencia de dolor crónico musculoesquelético varía entre un 16% y un 42% en la población adulta.
La Encuesta Centroamericana de Condiciones de Trabajo y Salud ha revelado que estos dolores tienen una alta prevalencia en todos los países de América Central, siendo la primera causa de morbilidad y dispacidad, y la patología laboral más reportada.
Más de 1 de cada 5 adultos estadounidenses experimenta dolor casi todos los días o a diario. Además, su tratamiento es costoso: un informe de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos estimó que el dolor crónico le cuesta a la economía del país entre 560.000 millones y 630.000 millones de dólares anuales.
Los expertos destacan que el dolor crónico musculoesquelético:
  • Afecta la calidad de vida, reduce la capacidad de trabajo y genera costos significativos para los sistemas de salud.
  • Puede conducir a la depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental.
  • En algunos casos, puede llevar a la discapacidad permanente y a la pérdida de la independencia.
Con frecuencia, a los pacientes se les ofrecen soluciones quirúrgicas que no necesariamente han demostrado ser más efectivas que los tratamientos no invasivos. La prescripción de opioides para el dolor crónico también ha impulsado la epidemia de opioides, lo que hace aún más esencial el desarrollo de tratamientos alternativos basados en la evidencia, indica el documento.
Para crear la directriz, el panel de la APA realizó una revisión exhaustiva de la literatura para identificar qué revisiones utilizar.
Se centró en dos resultados principales:
  • El funcionamiento y el rendimiento físico, que incluye las actividades de la vida diaria, el deterioro, la discapacidad, la interferencia relacionada con el dolor, los cambios en la fuerza o la resistencia y la amplitud de movimiento;
  • y la salud mental y el funcionamiento emocional, que incluye la ansiedad, la depresión, la ira y el afrontamiento del dolor.
Además, se analizó la calidad de vida relacionada con la salud, la intensidad del dolor, la autoeficacia del paciente, la impresión global del paciente sobre el cambio, la situación laboral y las prestaciones por discapacidad, y los eventos adversos.
La directriz también se centra específicamente en adultos y en tratamientos no farmacológicos, que desempeñan un papel fundamental en el tratamiento del dolor musculoesquelético. Los tratamientos psicológicos se encuentran entre los más prometedores para el dolor crónico: en el desarrollo previo de directrices para el Colegio Americano de Medicina Ocupacional y Ambiental, el equipo descubrió que, del 15% de los tratamientos respaldados por la evidencia, muchos eran psicológicos.

Tratamientos recomendados

El panel de expertos organizó sus recomendaciones en primera y segunda línea según la solidez de la evidencia, el balance entre beneficios y perjuicios, los valores y preferencias de los pacientes y la aplicabilidad. La guía no es un estándar de práctica y no abarca todos los posibles tratamientos efectivos, solo aquellos investigados con una metodología de alta calidad y enfocados en los resultados funcionales.
Para las personas con dolor musculoesquelético crónico, la guía recomienda la terapia cognitivo‑conductual (TCC) en lugar del tratamiento habitual u otras intervenciones activas.
El panel también encontró evidencia sólida para recomendar intervenciones de autogestión multicomponente, que puede incluir una amplia gama de intervenciones como: educación del paciente, componentes físicos como estiramientos y movimiento, y tratamiento psicológico centrado en los sentimientos, cogniciones y comportamientos del paciente en respuesta al dolor.
Para el dolor lumbar crónico, el panel de directrices recomienda el ejercicio para el manejo del dolor a corto plazo y la terapia psicológica para el manejo del dolor a corto, mediano y largo plazo. La terapia psicológica para el dolor lumbar puede incluir relajación muscular progresiva y terapia operante, que utiliza el refuerzo positivo para ayudar a los pacientes a alcanzar objetivos de comportamientos saludables como el ejercicio.
Finalmente, para los pacientes con dolor de rodilla por osteoartritis, el panel encontró evidencia sólida para un programa de ejercicios diseñado profesionalmente y personalizado, ya que evitar el ejercicio puede empeorar el dolor de rodilla con el tiempo.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.
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