América Latina y el Caribe ha estado experimentado un brote de virus Oropouche (OROV) de magnitud y propagación sin precedentes desde 2023‑24, por razones que se están estudiando, indica un reciente estudio en
The Lancet Infectious Diseases.
Esta investigación asegura que es probable que hasta
una de cada 10 personas que viven en la región haya experimentado una infección previa con este patógeno.
Desde que comenzó este brote de mayor magnitud en 2023, se han reportado más casos de complicaciones graves de la infección en mujeres embarazadas y al menos dos muertes entre más de 20.000 casos observados en países de la Región.
Identificado por primera vez en la década de 1950, el virus causa síntomas inespecíficos, generalmente leves, como:
fiebre,
escalofríos,
dolor de cabeza,
dolor en las extremidades y,
en algunos casos, náuseas y erupciones cutáneas
El OROV se contrae principalmente por la picadura de jejenes y por algunos mosquitos de la especie Culex, que lo portan.
No existe
una vacuna disponible para prevenir la enfermedad por el virus Oropouche: el tratamiento consiste en el alivio de los síntomas hasta que el mismo organismo se libera del virus, algo que ocurre en unos siete días.
Entre las complicaciones que se pueden presentar están:
Ocasionalmente, se puede desarrollar
meningitis asépticaSe han registrado casos de transmisión vertical del virus, de madre a hijo, durante el embarazo
Y bebés nacidos con microcefalia
Esto último se asemeja a una consecuencia de la infección por el virus del Zika. La similitud del Oropouche con este virus y con el chikungunya hace que a veces pase desapercibido y sea subdiagnosticado.
El control de vectores y las medidas de protección personal son clave para reducir la propagación del virus.
Los mosquiteros estándar son menos efectivos contra el mosquito picador, ya que estos insectos son pequeños y pueden atravesar la malla. En cambio, los mosquiteros de malla fina y los insecticidas químicos utilizados como pulverización residual en las paredes internas y externas de las instalaciones infestadas han demostrado ser eficaces.
Los expertos también recomiendan medidas de protección personal, como el uso de ropa protectora y repelentes de insectos que contengan
DEET, IR3535 o icaridina, para minimizar el riesgo de infección.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está monitoreando activamente la situación epidemiológica del Oropouche, junto con los países.
Antes de finales de 2023, se notificó la enfermedad del virus de Oropouche en Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Haití, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, Guayana Francesa y Venezuela; la mayoría de los casos se notificaron cerca de la selva amazónica. Sin embargo, desde diciembre de ese año, se ha observado
un aumento en el número de casos notificados, incluso en zonas donde no se había documentado previamente la transmisión.
En 2024, se registró la transmisión local de la enfermedad por OROV en siete países de América Latina y el Caribe: Brasil, Bolivia, Colombia, Cuba, Guyana, Perú y República Dominicana.
Cambio climático, una razón para el aumento de casos
Hasta 2023, el virus Oropouche había causado brotes periódicos en la cuenca amazónica y sus alrededores. Desde ese año, se detectaron brotes en zonas previamente afectadas pero también en nuevas áreas de Sudamérica y el Caribe.
Para comprender este cambio, investigadores del Hospital Charité de Berlín, en Alemania,
analizaron más de 9.400 muestras de sangre recolectadas de personas sanas y enfermas en Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Perú entre 2001 y 2022.
El 6,3% de las muestras contenía anticuerpos contra el virus (lo que significa que habían estado infectados porque el sistema immune había reaccionado y generado anticuerpos). Las muestras tomadas de personas que viven en la región amazónica mostraron una prevalencia de anticuerpos del 10%, mientras que solo el 2% de las muestras de Costa Rica, por ejemplo, mostraron anticuerpos.
Los investigadores concluyeron que los patrones de lluvia y clima influyeron directamente en el número de infecciones por el virus Oropouche, lo que sugiere que fueron justamente el clima y el medio ambiente, y no los cambios virales, los que impulsaron el brote actual.
Fenómenos meteorológicos como El Niño también están detrás de este incremento de insectos, y de casos.
El doctor Jan Felix Drexler, jefe del laboratorio de epidemiología viral del Charité, dijo en un comunicado de prensa que más que las mutaciones del virus, es posible que el virus Oropouche se propague aún más en el futuro a medida que avance el cambio climático.
Fuentes consultadas: Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, estudios científicos, Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.