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Novedosa mirada diagnóstica sobre la obesidad: dividirla en preclínica y clínica
28 de abril 2025
Tiempo estimado de lectura: 5m
Novedosa mirada diagnóstica sobre la obesidad: dividirla en preclínica y clínica

Getty Images

El 14 de enero de 2025, The Lancet Diabetes & Endocrinology publicó su renovada visión sobre la definición y los criterios diagnósticos de la obesidad.
Al proporcionar una nueva definición y un nuevo marco diagnóstico, dice la declaración de The Lancet, la comisión, encargada de revisar los criterios de definición de lo que es obesidad, propone identificar cuándo la obesidad es un factor de riesgo (obesidad preclínica) y cuándo representa una enfermedad independiente (obesidad clínica).
Esta comisión, liderada por el profesor Francesco Rubino, del Kings College London, en el Reino Unido, se creó tras reconocer que, a pesar de que la obesidad afecta a casi una octava parte de la población mundial en diferentes grados y formas, no se ha alcanzado un consenso global sobre su clasificación y definición.
Para evaluar nuevos criterios para confrontar a la obesidad desde los consultorios, y ayudar a los pacientes, se formó la comisión en 2022.
Las personas que viven con obesidad presentan diferentes perfiles y necesidades de salud, pero generalmente se las considera una entidad única y monolítica: se definen por un único parámetro, el índice de masa corporal. O, en millones de casos, no se las asiste en absoluto.
La nueva definición, basada en la evidencia, distingue a:
  • la “obesidad clínica”, una enfermedad sistémica crónica causada directamente por el exceso de adiposidad,
  • de la “obesidad preclínica”, una condición de exceso de adiposidad sin disfunción orgánica actual ni limitaciones en las actividades cotidianas, pero con un mayor riesgo futuro para la salud.
Los expertos analizaron estos conceptos con un consenso de las limitaciones del índice de masa corporal (IMC), por eso, la comisión utilizó otras medidas de tamaño corporal como la circunferencia de la cintura, el índice cintura‑cadera y el índice cintura‑talla, además del IMC, para definir el estatus de obesidad.
La igualdad de acceso a la atención médica sigue siendo un problema mundial importante, por lo que desde el principio fue vital para el grupo de expertos que los cambios propuestos por la comisión pudieran utilizarse y aplicarse en diversos entornos y lugares.
Históricamente se ha utilizado al IMC por ser una forma simple y sin costo para medir la obesidad. El enfoque fue que las nuevas mediciones de tamaño corporal fueran igualmente fáciles de realizar y asequibles.
Al evaluar el costo beneficio, sí se reconoció que implicaban más carga de trabajo y tal vez elevar algo los costos, pero también se sopesó que continuar con el actual marco diagnóstico impreciso también imlicaba, a mediano y corto plazo, costos mayores para el sistema de salud y para los pacientes.
La implementación de este nuevo marco diagnóstico debería facilitar un tratamiento más accesible y eficaz de la obesidad.
Para quienes viven con obesidad preclínica, mitigar el riesgo será una prioridad clave, dice la comisión. Las personas con menor riesgo podrían ser tratadas principalmente mediante cambios en el estilo de vida; sin embargo, indican, se necesita más investigación para identificar a aquellas con mayor riesgo que podrían requerir intervención médica.
¿Cómo cambia esta reformulación de la obesidad lo que sabemos sobre la epidemiología de la enfermedad? Para empezar, dice el trabajo:
Los datos epidemiológicos actuales sobre la prevalencia de la obesidad, que se basan únicamente en el IMC, deben actualizarse para reflejar la obesidad como un espectro de distintas presentaciones médicas.
También las bases de datos deben incluir una visión más completa del estado de salud del individuo.
Además, existe un amplio margen para la estratificación de la obesidad clínica en diferentes subtipos, posiblemente en función del cuadro clínico o fisiopatológico, lo que debería permitir un mejor manejo y comprensión.
Adoptar un enfoque nuevo y más preciso para la identificación de la obesidad y cambiar las percepciones sociales requerirá tiempo y esfuerzo, pero el objetivo central de estas propuestas es mejorar la vida de las personas que viven con obesidad, dice el equipo internacional.
En el mundo, una de cada ocho personas tiene obesidad, y este problema se ha duplicado entre los adultos y se ha cuadruplicado entre los adolescentes desde 1990, transformándose en una crisis de salud pública global.
En 2022:
  • 890 millones de adultos eran obesos,
  • 37 millones de menores de 5 años tenían sobrepeso,
  • Más de 390 millones de niños y adolescentes entre los 5 y los 19 años tenían sobrepeso y 160 millones eran obesos.
Esto ha elevado de manera dramática la tasa de afecciones preexistentes en esta población, que históricamente se han manifestado mucho más tarde en la vida.
En la región, en donde la tasa de obesidad y sobrepeso ha aumentado 20 puntos, a 67,5% en adultos desde 1990 a 2022, la Organización Panamericana de la Salud está trabajando con los gobiernos para tomar medidas desde la promoción de la lactancia materna hasta limitar el mercadeo de productos no saludables. En México, por ejemplo, las mujeres son quienes registran la mayor prevalencia de obesidad, con un 41%.
La comisión formada en 2022, ha sido un esfuerzo colaborativo de 56 expertos liderados por Rubino. Al momento de la publicación, contaba con el respaldo de más de 75 organizaciones médicas internacionales enfocadas en la atención de la obesidad.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.
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