La imagen suele ser similar, motivada por distintas razones: una persona toma una copa para calmar los nervios. Pero la idea de que el alcohol penetra en el cuerpo como un tranquilizador para “calmar la ansiedad” es un mito en el imaginario colectivo. Esa narrativa no es correcta, aseguran expertos.
El consumo de alcohol puede provocar que se desarrolle
ansiedad por primera vez. Y que esta ansiedad perdure a largo plazo, mientras no se controle el consumo de bebidas alcohólicas.
En el caso que existiera ansiedad previa, el alcohol empeorará los síntomas preexistentes.
Muchas personas recurren al alcohol como una herramienta de afrontamiento poco saludable para reducir los síntomas de ansiedad.
Ya sea que la ansiedad esté relacionada con un problema del pasado no resuelto, una crisis familiar, problemas de dinero o una depresión no tratada, el alcohol es solo una solución temporal, y cuanto más tiempo se dependa del alcohol para “tratarla”, habrá doble riesgo: desarrollar un
trastorno por consumo de alcohol y otro de ansiedad de largo plazo.
El consumo crónico de alcohol afecta la capacidad de responder al estrés de forma saludable y eficaz, lo que puede provocar ansiedad. Esto puede deberse al efecto del alcohol en la amígdala, el área del cerebro que regula las emociones negativas.
Estudios de imágenes cerebrales han encontrado anomalías en el funcionamiento de la amígdala en personas con trastorno por consumo de alcohol.
Hay
estrategias para manejar la ansiedad que ha surgido por el hábito del alcohol y en esencia son los mismos cambios necesarios para mantener una buena y equilibrada salud mental.
Los cambios en el estilo de vida que las personas pueden implementar para aliviarla incluyen:
Dormir lo suficiente
Hacer ejercicio regularmente
Reducir el consumo de cafeína
Practicar técnicas de relajación, como meditación, y yoga
Tener sesiones de masajes
Unirse a un grupo de apoyo (ayuda mucho algo que parece obvio pero no siempre se sabe, que muchas otras personas están pasando por la misma situación de estar confrontando la ansiedad por el consume de alcohol)
Llevar una dieta equilibrada
Para algunas personas, el médico puede recetar medicamentos como:
Antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
Ansiolíticos, como las benzodiazepinas
Betabloqueantes
También la persona puede beneficiarse de la terapia, como la terapia cognitivo‑conductual.
Siempre es esencial hablar con el médico de confianza, como primer paso para encarar el desafío de superar la ansiedad y prevenir el consumo de alcohol. Nunca hay que tomar decisiones terapéuticas sin hablar con un especialista.
Fuentes consultadas: estudios científicos, Clínica Cleveland.