Acercarse a alguien que empieza a alejarse de su entorno social puede generar conflictos, dudas e incluso miedos: no siempre sabemos cómo iniciar una conversación o qué hacer para ofrecer apoyo sin invadir.
Muchas veces el aislamiento es parte de una depresión, pero también puede responder a otros factores como estrés, sobrecarga laboral, problemas de salud física o situaciones personales difíciles.
Si bien existen estrategias prácticas, respaldadas por evidencia científica, para acompañar a una persona que se está distanciando, es importante tener en cuenta que estas no reemplazan la atención de un profesional de la salud mental, aunque sí pueden ayudar a
fortalecer el vínculo y a crear un entorno más propicio para que la persona se sienta escuchada y acompañada.
Cuando las salidas dejan de interesar
Las situaciones de retraimiento o hermetismo no necesariamente significan rechazo, muchas veces solo se trata de una forma de proteger la propia energía. "La soledad puede ser buscada y positiva, o impuesta por las circunstancias… y esa puede generar angustia", afirma Marián Rojas Estapé.
Por ello, mantener vínculos, aunque sean breves, ayuda a prevenir cualquier tipo de empeoramiento de la salud mental.
Qué se puede hacer:
Ofrecer actividades de mínima demanda emocional: dar un paseo de 10 minutos o salir a entrenar juntos, ver una película (donde se comparte tiempo y espacio, pero sin la necesidad de hablar), o compartir alguna bebida.
Comunicar tu presencia sin presión: frases como: "Pensé en ti", "Cuando puedas me gustaría contarte algo", "Si tienes tiempo necesito que me ayudes con algo" no buscan respuestas inmediatas, solo promover una conexión.
Evitar reproches o confrontación: "¿Qué pasa que te alejas?", "¿Por qué nos evitas?" son frases que pueden generar culpa, y si hay culpa, se puede profundizar la distancia.
Cuando hablar se vuelve difícil
En este tipo de situaciones, hablar desde la emoción puede ser desafiante, por más que tus intenciones sean buenas. Los expertos sugieren recurrir a la escucha activa, centrarse en validar sin diagnosticar, y evitar frases o palabras que imponen, como "deberías", "tendrías".
Qué se puede hacer:
Usar preguntas abiertas y suaves como: "¿Hay algo que te esté costando/molestando más estos días?" puede ser una mejor opción que "¿Estás bien?", "¿Qué te pasa?"
Validar: frases como "Debe ser muy difícil", "Estoy para lo que necesites", "Puedo escucharte si necesitas hablar" puede resultar muy útiles
Respetar los silencios, evitar la necesidad de llenarlos
En caso de que la otra persona no quiera hablar o evite tus preguntas, cambia de tema sin hacer un drama
Cuando las tareas diarias cuestan más
El aislamiento y la depresión no solo afectan el ánimo: también pueden
volver pesadas las tareas más simples, como cocinar, ordenar o hacer compras. Por eso, cuando las rutinas empiezan a costar, tu apoyo puede marcar la diferencia.
Qué se puede hacer:
Ofrecer ayuda concreta: "¿Quieres que mañana o el fin de semana te acompañe a hacer las compras? " es más útil que un "Avísame si necesitas algo".
Proponer actividades alcanzables: cocinar juntos u ordenar un pequeño sector de la casa
Reconocer los avances: no hace falta exagerar ni dar discursos; basta con comentarios breves y sinceros: "Me alegra que hayas salido hoy", "Vi que ordenaste la mesa, ¡qué buena idea!", "Me gustó mucho cocinar juntos, gracias por hacerlo"
Es muy importante respetar la autonomía: acompañar no significa dirigir ni controlar
Importancia de la compañía durante el tratamiento
Si la persona ya está
recibiendo tratamiento, un rol muy importante es el de brindar apoyo y no actuar necesariamente como un supervisor.
Qué se puede hacer:
Ofrecer compañía: para ir a una sesión, o ayudar a ordenar y realizar pequeños trámites
En lugar de preguntar "¿Fuiste a la sesión?" o "¿Tomaste la pastilla?", es mejor consultar: "¿Cómo te sientes con el tratamiento?"
Celebrar avances concretos: "Me alegró verte con más ganas de salir o hablar"
Si percibes que la persona podría beneficiarse de apoyo profesional, sugerirlo con cuidado es una de las contribuciones más valiosas que puedes ofrecer. Mientras tanto, una presencia constante y genuina puede ser un apoyo significativo en un momento de cambio o dificultad.
Este artículo fue producido por Tomás Vicente, periodista especializado en Salud.
Fuentes consultadas:
Asociación Americana de Psicología, Organización Panamericana de la Salud (OPS), estudios científicos publicados en Perspectives on Psychological Science, PLOS Medicine , artículo "No es bueno que el hombre esté solo"