Una forma eficaz de enfrentar el dolor de las articulaciones no está en el botiquín, sino en el refrigerador. Una tendencia que ha cobrado fuerza en 2025 al ser cada vez más avalada por la ciencia es la “dieta de recuperación”, que lucha contra la inflamación, uno de los orígenes comprobados de ese malestar.
En los últimos tiempos, especialistas en dolor, ya sea muscular o articulatorio temporal, o crónico, han comenzado a adoptar un enfoque holístico en el cual la alimentación es un componente central.
Las noticias científicas destacan que la nutrición personalizada y los compuestos bioactivos específicos presentes en los alimentos integrales son estrategias eficaces para reducir el dolor muscular y la inflamación.
Algunos la han bautizado como la “dieta de recuperación”. Dicen que es más que una dieta anti‑inflamatoria, porque ayuda no solo a reducir la inflamación sino también a recuperar la fuerza immune que el organismo puede haber perdido para permitir desarrollarla.
Un enfoque centrado en la alimentación para combatir el dolor muscular
Si bien suplementos como la creatina y las proteínas siguen siendo relevantes, la ciencia de la medicina funcional y nutricional ahora hace hincapié en los alimentos funcionales ricos en compuestos bioactivos para controlar la inflamación.
La lista la lideran:
Jugo de cereza: nuevas investigaciones confirman que las antocianinas presentes en las cerezas ácidas reducen la inflamación posterior al ejercicio y el dolor muscular de aparición tardía (DMAT).
Cúrcuma: el compuesto curcumina, a menudo combinado con pimienta negra para una mejor absorción, se utiliza ampliamente por sus propiedades antiinflamatorias.
Pescado grasoso: el salmón, la caballa y las sardinas son ricos en ácidos grasos omega‑3, que han demostrado reducir el dolor muscular y la rigidez articular.
Productos lácteos: la leche y el yogur griego contienen proteínas de suero y caseína, esenciales para la reparación y el crecimiento muscular, además de electrolitos para la rehidratación.
Verduras de hoja verde: la espinaca y otras verduras de hoja verde aportan magnesio, vitaminas y antioxidantes para reforzar el sistema inmunitario y combatir la inflamación.
Bayas y frutos secos: estos alimentos son ricos en polifenoles y antioxidantes, compuestos potentes con efectos antiinflamatorios que ayudan a aliviar el dolor.
Qué es la inflamación
La inflamación forma parte del mecanismo de defensa del cuerpo. Es el proceso mediante el cual el sistema inmune reconoce y elimina los estímulos dañinos y extraños, iniciando así el proceso de curación. La inflamación puede ser aguda o crónica.
Las enfermedades inflamatorias crónicas son la principal causa de muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) las considera la mayor amenaza para la salud humana. Además de la artritis y las afecciones articulares, entre ellas están la diabetes, la enfermedades cardiovasculares, las alergias y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Pero también la obesidad, la depresión, y hasta el Alzheimer.
Todas las estrategias de estilo de vida que puedan utilizarse para prevenir o limitar la inflamación ayudarán a alejar estas afecciones.