Cuando se trata de atención médica, el tiempo se vuelve aún más importante. Porque cuanto antes los pacientes y los médicos tengan un diagnóstico, mayores serán las probabilidades de una recuperación. Esto es así con muchas enfermedades, pero sobre todo con el cáncer, cuyos tratamientos son cada vez más prometedores cuando la detección es temprana. 

El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial. En Latinoamérica se diagnostican 1.5 millones de nuevos casos anuales, con cerca de 700,000 fallecimientos,  en gran parte consecuencia del diagnóstico tardío y tratamientos más complejos. En la comunidad latina de los Estados Unidos, el cáncer es la primera causa de muerte, algo que expertos atribuyen a las barreras en el acceso a la atención. 

La paradoja es que entre el 30% y el 50% de los casos diagnosticados podrían prevenirse con acciones concretas: reduciendo el consumo de tabaco y los carcinógenos que produce el medio ambiente, manteniendo un peso saludable y no dejando pasar los exámenes preventivos. Si se detectan cambios pre-cancerosos, o si el cáncer se ha comenzado a desarrollar, se puede tratar de manera precoz, y, de ser posible, curarlo. 

 Estudios recientes han descubierto que un diagnóstico más temprano del cáncer, por ejemplo, puede evitar entre el 26 y el 32% de las muertes por cáncer en las mujeres, y entre el 18 y el 24% en los hombres en los 10 años siguientes al diagnóstico. 

Una nueva generación de pruebas de detección capaces de buscar y eventualmente diagnosticar distintos tipos de cáncer con una única muestra de sangre o fluidos corporales podría marcar la diferencia entre un mal que deteriora y mata, y una afección tratable, con un pronóstico de vida más largo y de calidad. 

Detección y control

El cáncer es un grupo de enfermedades caracterizadas por el crecimiento descontrolado y la propagación de células anormales. Si esta diseminación no se puede controlar, la afección puede resultar mortal. Un cáncer puede desarrollarse por factores externos, como los mencionados antes, o por causas internas como mutaciones genéticas heredadas, hormonas o condiciones inmunes. 

Estos factores pueden actuar juntos o de manera secuencial para que un cáncer se desarrolle, y este proceso, desde que aparece la primera célula mala hasta el diagnóstico, puede llevar hasta una década o más. 

Se ha avanzado mucho en la detección y el tratamiento del cáncer, pero la prevención de la enfermedad sigue siendo el desafío. Este es el camino que exploran nuevas técnicas: lograr captar la potencial presencia de esta enfermedad de manera tan precoz que sea posible actuar preventivamente para que el cáncer nunca llegue a desarrollarse. 

Una prueba única para muchos tipos de cáncer ¿es posible?

Las pruebas de detección tradicionales, como la colonoscopía o la mamografía, buscan bultos, tumores, pólipos, y otras señales que revelen la presencia de un tumor canceroso o de protuberancias que tengan el potencial de transformarse en cáncer en el futuro. 

Las nuevas tecnologías en desarrollo pueden detectar múltiples componentes de un cáncer en crecimiento, como células tumorales circulantes, ADN tumoral y otros componentes, en sangre u otros fluidos corporales — incluso antes de que se pueda percibir una protuberancia a través de una imagen. 

Estas pruebas buscan estos biomarcadores biológicos y genéticos que podrían estar presentes en varios tipos diferentes de cáncer. 

Esta familia de test que están tratando de detectar pre cáncer y cánceres en etapas muy tempranas se conocen colectivamente como ensayos de detección de cáncer múltiple (MCD, en inglés) 

La posibilidad de realizar pruebas para múltiples tipos de cáncer simultáneamente con una sola prueba de MCD es un concepto nuevo y esperanzador para la detección del cáncer. Más aún si se trata de tests no invasivos. Sin embargo, hay muchas preguntas, para las cuales los investigadores están buscando respuestas, sobre el uso de este tipo de prueba tan diferente. Entre ellas: 

1. Qué pruebas adicionales son necesarias después que el resultado de una de estas pruebas sea positivo para cáncer. 
2. Qué tipos de cánceres se pueden detectar mediante una prueba de MCD y en qué etapas se encuentran estos cánceres. 
3. Qué personas obtendrían un beneficio sólido de la detección a través de una muestra de sangre. 
4. ¿Que haría una persona hoy saludable con un potencial diagnóstico futuro de cáncer en sus manos? 
5. ¿Se podrán implementar con éxito estas pruebas en la práctica del mundo real, y de manera masiva? 
6. ¿Funcionarían igual para todos? ¿Será costosa? 
7. Y, la que tal vez sea la pregunta central: ¿estos tests ayudarían a mejorar las cifras de muertes por cáncer? 

La idea de una prueba múltiple de detección del cáncer con una simple muestra de sangre, orina o saliva es, de solo pensarlo, revolucionaria. Hoy en día, se utilizan exclusivamente en personas ya diagnosticadas con cáncer, como seguimiento de la evolución de la enfermedad en lo que se denomina biopsias líquidas. 

Pero, si la investigación comprueba el beneficio clínico de estas pruebas, algún día no lejano podrían ser parte de la lista de rutina de un chequeo anual: el médico de atención primaria ordenaría una MCD junto con el colesterol, la bilirrubina y la función hepática. 

Bajo el proyecto Cancer Moonshot, se están investigando estas alternativas de pruebas de detección, con fuerte foco en la prevención, en los Estados Unidos y el Reino Unido. Para 2024 ya habrá en marcha ensayos clínicos con personas. A la velocidad que se mueven hoy en día los laboratorios, tal vez sea una realidad de los consultorios en menos de una década.