¿La sal es realmente mala para el corazón?

18 ago. 2021

¿La sal es realmente mala para el corazón?

Tiempo de lectura: 5 minutes

Presión arterial alta se asocia de inmediato con demasiada sal. Es una imagen indivisible que forma parte del imaginario colectivo cuando se aspira a una buena dieta que ayude a mantenerse sano lejos de los temidos problemas cardíacos.

Pero, ¿cuál es la química que otorga a la sal ese rol de villana? ¿Cuál es la delgada línea roja entre mucha y poca sal? ¿Toda la sal es mala?

Este artículo se propone dilucidar algunas respuestas sobre por qué la sal -o más precisamente el sodio, un mineral que constituye el 40% de la sal- resulta la cómplice perfecta de la hipertensión y lo que las personas pueden hacer para prevenir que su consumo se vuelva en contra de su organismo.

Qué es la presión arterial

Cuando el corazón late, impulsa la circulación de la sangre a través del organismo. Con cada latido, bombea sangre hacia las arterias, el momento en que la presión es más alta (sistólica). Cuando el corazón está en reposo es cuando la presión es más baja (diástolica). Estos dos números son los populares 120/80 mmHg, la lectura ideal de la presión arterial.

elderly man checking his blood pressure

Si las arterias están obstruidas, esta circulación de sangre se vuelve más lenta y pesada, y el corazón debe poner más energía al bombear, lo que hace que los números de la presión arterial suban. Si la lectura es de 140/90 mmHg o más,  se cruza al terreno de la hipertensión.

Una de las principales barreras para diagnosticar la hipertensión es que no produce síntomas, por eso se la conoce como la “asesina silenciosa”. La persona que tiene presión arterial alta puede sentir un ligero dolor en la cabeza o un mareo leve, que fácilmente se puede atribuir al estrés o al cansancio del día. Es muy común que la persona lo deje pasar y, si no tiene un médico de cabecera o acceso a la atención para hacerse su chequeo anual, simplemente la vida sigue y el peligro se acumula en las arterias sin siquiera ser percibido.

Mientras tanto, el corazón tiene que trabajar cada vez más duro para que la sangre circule. Con el paso del tiempo, si la hipertensión permanece sin diagnóstico ni tratamiento, aparecen graves amenazas para la salud, tales como:

  • Accidente cerebrovascular. Ocurre cuando la presión arterial elevada provoca que se formen coágulos en los vasos sanguíneos del cerebro.
  • Falla cardíaca. El aumento de la carga de trabajo debido a la presión arterial alta puede hacer que el corazón se agrande y no pueda suministrar sangre al cuerpo.
  • Ataque cardíaco. El daño a las arterias que provoca la presión alta puede bloquearlas y hacer que el flujo de sangre no llegue al corazón.
  • Enfermedad renal. La hipertensión puede también dañar las arterias renales, lo que dificulta que la sangre filtre adecuadamente.
  • Pérdida de la visión. Esto ocurre cuando la presión alta no tratada daña los vasos sanguíneos en el ojo.
  • Disfunción sexual. Por el mismo deterioro arterial, la hipertensión puede generar problemas de erección en los hombres y reducción de la libido en las mujeres.

El rol de la sal

Si bien hay evidencia que sugiere que la obesidad y el sedentarismo causan hipertensión, hay aún más pruebas de que consumir mucha sal está fuertemente relacionado con un aumento de la presión, en particular la hipertensión asociada con la edad.

Hay muchas formas de sal en la naturaleza, pero a la que el común de la gente se refiere usualmente es a la llamada sal de mesa, que se usa para salar las comidas y que es un mineral compuesto por cloruro de sodio.

La sal es una de las formas de sazón más antiguas. La “salinidad” es uno de los cinco sabores humanos básicos junto con lo dulce, lo ácido, lo amargo y los conocidos como umami (alimentos con gusto especial por contener glutamato de sodio como los hongos champiñones, los quesos o la salsa de soja)

A medida que la sal se disuelve en una solución o en los alimentos, se descompone en los iones que la conforman: sodio y cloruro. El sabor salado proviene principalmente de los iones de sodio.

women seasoning her dinner plate with extra salt

En su justa medida, la sal es vital para la salud humana. De hecho, el sodio es importante para el funcionamiento de los nervios y músculos del organismo, y juega un papel en la regulación de los fluidos corporales. El cloruro también colabora con la producción de ácidos estomacales.

Sin embargo, si se consume mucha sal, ya sea al  salar las comidas en exceso o consumiendo productos con sal agregada, como los enlatados con alto contenido de sodio, se provoca el efecto contrario: se retiene líquido, y el exceso de cloruro de sodio pone más presión en el trabajo de bombeo cardíaco y de filtrado de toxinas de los riñones. Esto, con el tiempo, deteriora las arterias y los vasos sanguíneos, que acumulan grasa llevando al sistema cardiovascular y renal a un peligroso abismo de enfermedad.

La sal no afecta a todos por igual

Lo curioso es que la ciencia reconoce que la sal afecta a las personas de diferentes maneras. Hay personas que pueden consumir más sal sin que afecte su presión arterial, y otras a las que un mínimo aumento les altera su lectura de la presión e impacta en el trabajo renal de regular los fluidos.

La sensibilidad a la sal es más frecuente entre las personas de mediana edad y mayores, con sobrepeso u obesidad. También tiende a ser más frecuente a medida que envejecemos. Y en personas de ascendencia africana.

La organización británica Action Salt calcula que si se recortara el consumo de sal en tan solo un gramo diario,  el número global de enfermedad cardiovascular bajaría dramáticamente y habría menos muertes a causa de ataques cardíacos y cerebrales. Las personas de todo el mundo consumen mucho más sodio de lo que es saludable. En 181 de 187 países (que constituyen el 99,2% de la población adulta mundial), la ingesta excede la recomendación de la Organización Mundial de la Salud:  menos de 2 gramos de sodio por día.

A nivel mundial 1.13 mil millones de personas tienen hipertensión. Esto es uno de cada 4 hombres y una de cada 5 mujeres. Solo una de cada 5 personas tiene la afección bajo control, ya sea tomando medicamentos o con dieta y ejercicio. La hipertensión es la principal causa de muerte prematura.

En Latinoamérica, 1.6 millones de personas fallecen cada año a causa de enfermedades vinculadas a la presión arterial alta. El Cardiovascular Risk Factor Multiple Evaluation in Latin America (CARMELA), que analizó los casos de hipertensión en siete ciudades de la región (Ciudad de México, Santiago de Chile, Quito, Lima, Buenos Aires, Bogotá y Barquisimeto) comprobó que entre el 23 y el 46% de las personas hipertensas no sabían que vivían con esta afección.

La meta de la OMS es disminuir el consumo de sal a la mitad para 2025. Mientras tanto, el esfuerzo individual y el impulso de los sistemas de salud es crítico para poner en la sal el mismo esfuerzo educativo que se ha puesto con el azúcar: enseñar a usarla con moderación, a reemplazarla por condimentos menos perjudiciales, y a lograr un balance de modo de aprovechar sus beneficios y desechar sus peligros.

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