La enfermedad cardíaca cobra víctimas cada vez más jóvenes, ¿por qué? 

24 feb. 2023

La enfermedad cardíaca cobra víctimas cada vez más jóvenes, ¿por qué?

Tiempo de lectura: 4 minutos

Hasta no hace mucho, el concepto de ataque cardíaco estaba limitado a los adultos mayores, y se consideraba algo inusual, mayormente vinculado a la herencia genética, en adultos jóvenes. Sin embargo, este escenario epidemiológico está cambiando. Hoy en día, uno de cada 5 ataques cardíacos ocurren en personas de 40 años o menos. 

Aunque tradicionalmente se relaciona al ataque cardíaco con la obesidad y la diabetes, una relativamente nueva línea de investigación ha comenzado a vincular a los trastornos que comienzan en la mente y afectan al organismo —el estrés, la ansiedad y la depresión — como potenciales disparadores de un ataque cardíaco en adultos jóvenes. 

Esto preocupa a los expertos dado que las afecciones de salud mental han aumentado dramáticamente entre los adultos jóvenes. En los Estados Unidos, el 48% de los adultos de entre 18 y 25 años presenta síntomas de ansiedad y depresión. En Latinoamérica, el 5% de la población adulta sufre de depresión, y aunque la tasa y el rango de edad varía de país a país, hay un común denominador: el estigma sobre el trastorno mental que hace que no se busque atención y, por ende, no se puedan prevenir sus consecuencias inesperadas como puede ser un paro cardíaco. 

Para agravar el problema de salud mental, se suma el estrés de los más jóvenes, definidos como adultos emergentes, que aparece disfrazado de “nervios y tensión”, entre otras razones debido a presiones sociales de éxito, la búsqueda de casa y trabajo, las crisis de identidad, de pareja y de autoestima. Todos factores que, ahora se sabe, terminan poniendo presión sobre la salud cardiovascular. 

Factores de riesgo que empiezan en la mente

Un estudio en particular, publicado en 2023, define a la depresión como un factor de riesgo no tradicional para la enfermedad cardiovascular. De hecho, la conclusión de esta investigación que analizó datos de cerca de 594,000 adultos de entre 18 y 49 años del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento de Estados Unidos (2017- 2020), fue que la depresión y la mala salud mental se asocian con enfermedades cardiovasculares (ECV) prematuras y pobre salud cardiovascular entre los adultos jóvenes. 

Estos efectos pueden surgir tanto directamente, a través de vías biológicas, como indirectamente, a través de comportamientos de riesgo para la salud. 

Las personas que experimentan depresión, ansiedad, estrés e incluso estrés post traumático, durante un largo período de tiempo, pueden desarrollar algunos efectos fisiológicos en el cuerpo, por ejemplo, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, reducción del flujo sanguíneo al corazón, y niveles elevados de cortisol. 

Con el tiempo, estos efectos fisiológicos pueden conducir a la acumulación de calcio en las arterias, lo que puede desencadenar enfermedades metabólicas y del corazón.  Al mismo tiempo, la depresión también puede producir mayores niveles de hormonas del estrés y crear inflamación, ambos factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, según el estudio. 

A su vez, la ansiedad, el estrés y la depresión, que están en alza entre los adultos jóvenes, pueden aumentar la posibilidad de adoptar comportamientos de riesgo como fumar, ser sedentario, o no tomar los medicamentos recetados. Esto se debe a que las personas que experimentan síntomas de depresión o ansiedad les resulta difícil elegir estilos de vida saludables que reduzcan el riesgo de enfermedades cardíacas. 

Cómo prevenir un ataque cardíaco joven

Muchos síntomas relacionados con problemas de salud mental son comunes y no siempre se consideran señales de un trastorno o un disparador de enfermedad cardíaca. Solo un profesional médico o de salud conductual puede diagnosticar a alguien.  

Aun así, hay estrategias de prevención fundamentales para tener en cuenta.  Expertos recomiendan: 

  • Reconocer las señales y síntomas de los trastornos de salud mental y de la enfermedad cardíaca 
  • Estar informado sobre qué afecciones aumentan el riesgo de ECV 
  • Conocer la historia familiar de problemas cardíacos y si existen factores genéticos que puedan elevar el riesgo de padecerlas. 
  • Hablar con un profesional de salud sobre los tratamientos posibles en caso de afecciones mentales que puedan complicar la salud cardiovascular. 
  • Mantener un estilo de vida saludable 

Desde el entorno médico, la superposición de los síntomas de las enfermedades cardiovasculares, como palpitaciones, opresión en el pecho y dificultad para respirar que se presentan en personas sanas, incluidas las debidas al estrés, hace que sea muy difícil para los médicos y sus pacientes asignar un papel causal o relacionado con la salud mental. 

Esto es especialmente cierto cuando el paciente es una persona joven, lo que muchas veces hace que se descarte naturalmente una serie de afecciones solo por el sesgo de la edad. 

Por eso, es esencial establecer un enfoque multidisciplinario y una atención colaborativa e integrada entre profesionales de la salud, como médicos de salud mental, psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y especialistas en adicciones, médicos de atención primaria y cardiólogos, para mejorar la salud mental y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. 

Las intervenciones que mejoran la salud mental también pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades del corazón. 

Recuerde, siempre consulte con su médico u otro profesional de la salud calificado para determinar las mejores opciones para su cuerpo y salud, y para responder a cualquier pregunta que pueda tener con respecto a cualquier asunto médico.

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