Los efectos a largo plazo de una infancia azucarada 

24 ene. 2023

Los efectos a largo plazo de una infancia azucarada

Tiempo de lectura: 5 minutos

Se habla mucho de las consecuencias negativas para la salud del exceso de sal en los alimentos, sin embargo, no siempre se señala como algo negativo el consumo excesivo de azúcar. Especialmente en el universo de la alimentación latina, en donde un buen pastel debe tener varias capas de crema azucaradas y merengue. 

El azúcar se “deshace en la boca”, “gratifica el alma” y está asociada con los productos que reconfortan. En este afán de endulzar la vida, se le ofrece dulces a un niño desde edad temprana como algo natural, sin pensar que el consumo consciente y no consciente de azúcar pone en riesgo la salud infantil y después la del adulto.   

El razonamiento indica que consumir muchos productos azucarados puede llevar tener más caries, a la obesidad, a desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión y colesterol alto. Todas condiciones que desafortunadamente están siendo diagnosticadas cada vez más temprano en la vida, en Latinoamérica y en el resto del mundo. 

Esta tendencia también se presenta y alarma en los Estados Unidos, en donde se diagnostican unos 3,600 casos de diabetes tipo 2 pediátrica cada año. Solo en este país, se consume  en promedio, casi 26 kilos (57 libras) de azúcar agregada (azúcares y jarabes que los fabricantes de alimentos agregan a productos como refrescos y sodas, yogur, dulces, cereales,  galletas y el azúcar que usted agrega ) por persona, cada año. 

No solo problemas de salud

Las consecuencias del exceso de azúcar en la nutrición se estudian desde el campo de la salud, pero también desde el de la educación y la economía, porque su exceso afectaría a las personas en distintos niveles, en la niñez y en su futura capacidad de educarse y ser un adulto productivo. 

Un estudio del National Bureau of Economic Research a cargo de dos economistas de la Universidad de Berkeley, California, proporciona evidencia de esto. El trabajo analizó cómo la exposición temprana a una dieta rica en azúcar afecta la salud y el bienestar 50 años después. Para esto compararon a un grupo de individuos del Reino Unido que nacieron entre 1950 y 1953, cuando existía un racionamiento del azúcar producto de la economía de posguerra, con los que nacieron después de que terminara el racionamiento, entre 1955 y 1959.  

El estudio sustenta que una mayor exposición a una dieta rica en azúcar en una etapa temprana de la vida conduce a una peor salud en la edad adulta.  

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“El fin del racionamiento aumentó la prevalencia de inflamación crónica en 8,8 puntos porcentuales (33%) […]. Relacionado con esto, encontramos un empeoramiento de la salud metabólica en adultos: la prevalencia de diabetes aumentó en 3,6 puntos porcentuales (52%), al igual que la prevalencia de colesterol elevado, de artritis y de tener dos o más enfermedades crónicas relacionadas con la dieta”, dice el estudio. 

Pero también aborda el problema del consumo de azúcar desde el ángulo económico. La investigación halló que la exposición temprana a una dieta rica en azúcar afecta la acumulación de capital humano y bienestar económico. En promedio, el fin del racionamiento redujo la probabilidad de tener al menos algo de educación postsecundaria en 9.2 puntos porcentuales (18.4%). Si bien no afectó la probabilidad de estar empleado, redujo la probabilidad de trabajar en una profesión calificada, y por encima de la mediana de acumulación de riqueza. 

¿Nada de azúcar?

El azúcar es una sustancia que se encuentra naturalmente en la caña, los vegetales y las frutas. Contiene sacarosa y fructosa. La sacarosa aporta energía a las células del organismo, para que funcionen bien. Puede producirla el propio organismo, pero la fructosa solo se adquiere de productos. Y si se consume más de lo que el cuerpo necesita, se produce el aumento de peso. 

No se debe eliminar el azúcar por completo de una dieta infantil ya que cierta cantidad de azúcar es necesaria para el buen funcionamiento orgánico. De hecho, el cerebro, ese centro del desarrollo y el aprendizaje necesita su azúcar. Pero expertos enfatizan que es necesario educar en la moderación, para que desde pequeño se sepa que un poquito está bien, pero mucho puede dañar.  

Los azúcares agregados en productos horneados y la nutrición diaria afectan negativamente su salud


Las recomendaciones
dietarías del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) indican que se debe limitar las calorías del azúcar agregado a menos del
10% del total de calorías diarias. Por ejemplo, si se consumen 2,000 calorías al día, serían 200 calorías o 50 gramos de azúcar agregado. 

La OMS recomienda un 10% de azúcar libre (no agregada) y aún menos, un 5% de la ingesta calórica total en el caso del azúcar agregado.  

El problema es que hoy en día se le agrega azúcar a casi todo. Hay que ser un ávido lector de etiquetas nutricionales para darse cuenta, y sorprenderse. La lista la encabezan las sodas, que pueden aportar hasta un 60% de la cantidad de azúcar recomendada, los jugos industriales, y las comidas rápidas. Pero hasta las carnes, los productos supuestamente descremados y los panes contienen cierto nivel de lo que se denomina azúcar agregado. 

Entre los daños menos conocidos que puede ocasionar el consumo excesivo de azúcar están: 

Este daño puede empezar en la infancia temprana, pero es igual de perjudicial si el consumo excesivo de azúcar comienza o se intensifica en la adolescencia. Estudios demuestran que el consumo excesivo en esta etapa de la vida produce hiperactividad persistente y déficits neurocognitivos en la adultez. 

El solo hecho del aumento del riesgo de afecciones crónicas, coloca al azúcar como uno de los principales enemigos de los individuos y de los sistemas de salud desbordados por atender enfermedades que se pueden prevenir. Es difícil controlar la ingesta de azúcar, y de azúcar agregado. Por eso, limitarla es un esfuerzo de equipo.  

La OMS en varias oportunidades ha sugerido la necesidad de una intervención pública para reducir el consumo de azúcar en lactantes y niños pequeños, que limite, por ley, el uso de azúcar agregada en productos así como el uso ejemplo, en comedores escolares, por ejemplo. Este esfuerzo debería ocurrir a todo nivel, global, nacional y local. Los productores deberían proponerse lograrlo, para comercializar y promocionar productos realmente más saludables y, finalmente, los padres deberían evitar los productos que ya se sabe que contienen mucha azúcar. 

Hay una parte del camino ya recorrido porque la ciencia ya ha demostrado el lado bueno y malo del azúcar. La información y los datos están. No hay que ignorarlos. 

Pan-American Life Insurance Group (PALIG) ha desarrollado un Diario de Salud Personal para ayudar a prevenir y dar seguimiento a afecciones crónicas, como la diabetes. Se trata de una hoja de ruta que guía a las personas sobre los mejores hábitos de prevención, cuándo ver a un médico, y las pruebas que se necesitan para llegar a un diagnóstico.  

Estas acciones lograrán una generación de niños, y futuros adultos, más sanos, con mejor educación, y menos gasto en salud por afecciones prevenibles. 

Recuerde, siempre consulte con su médico u otro profesional de la salud calificado para determinar las mejores opciones para su cuerpo y salud, y para responder a cualquier pregunta que pueda tener con respecto a cualquier asunto médico.

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