Hipertensión: todos tienen un rol que cumplir 

1 ene. 2023

Hipertensión: todos tienen un rol que cumplir

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Hay consenso científico: la presión arterial ideal es 120/80 mmHg o una lectura más baja. Pero solo menos de la mitad, el 42% de los 1,280 millones de adultos que viven con hipertensión en el mundo, la controlan para mantenerla en ese rango. 

En América Latina, solo el 35% de las mujeres y el 23% de los hombres diagnosticados con hipertensión la mantienen controlada. 

En los Estados Unidos, cerca de la mitad de los adultos, 116 millones o 47%, tiene hipertensión, pero solo uno de cada 4 de esos adultos (el 24%), la mantiene bajo control. 

La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, una de las cuatro afecciones médicas más comunes en Latinoamérica y el Caribe, junto con la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas. Y es, a la vez, el factor de riesgo más reversible. 

El número de personas con hipertensión en el mundo se ha duplicado entre 1990 y 2019, al ritmo de factores que, en su mayoría pueden controlarse o modificarse. Aunque la presión arterial alta puede tener un componente genético, suele dispararse por hábitos de vida que la van alimentando en silencio. 

Poder prevenirla y, eventualmente, manejarla de manera eficaz combina un delicado balance entre decisiones políticas (normas de reducción de sal en los productos, educación, acceso a la atención primaria para prevención y control de la hipertensión),  y acciones individuales. 

Cómo manejar la presión arterial en casa

1. Primer paso, aprender a tomar la presión. Usualmente, si la presión arterial sube, no presenta síntomas de manera inmediata. Expertos aseguran que debe ser una crisis de presión muy alta (por encima de 180/120) para que duela la cabeza, se enrojezcan los ojos o se siente mareos. Pero si la presión sistólica se encuentra entre 120/80 y 129/80, lo cual se considera elevada, o en etapa 1 (130-139/80-90 o más) o 2 de hipertensión (140/90 o más) ya se debe hablar con un proveedor de atención médica. Poder medirla en casa podría ayudar mucho a detectar a tiempo esta afección que va empeorando silenciosamente. 

La presión arterial se registra en milímetros de mercurio cuando se usa el dispositivo de medición tradicional que utilizan los médicos, que se llama esfigmomanómetro, y que consiste en una columna de vidrio que está llena de mercurio y marcada en milímetros. No es complejo aprender a utilizarlo, pero hoy en día los tensiómetros digitales ofrecen una alternativa sencilla y precisa para monitorear la presión sanguínea. 

Pero, cuidado, no hay que controlarla cada hora, los números de la presión no están escritos en piedra, cambian dependiendo de la hora del día, después de comer, de realizar una actividad física o tener una situación estresante. Es conveniente hablar con el médico de cabecera sobre cada cuánto tomarla para que el monitoreo sea eficiente. 

Conocer los números de la presión arterial puede ayudar a llegar a una cita médica con información muy útil, que permitan tomar medidas para prevenir la hipertensión. 

2. Segundo paso, realizar algunos cambios para mantener a la presión en línea (o, de ser posible, bajarla). Si se descubre que la presión se encuentra en el rango de 120-129 conviene tomar algunas medidas. Si se tiene sobrepeso, es bueno bajar algunas libras o kilos. Mantener un peso corporal saludable es esencial, y para eso conviene realizar una dieta nutritivapero sin grasas saturadas o exceso de carbohidratos, y limitar el consumo de alcohol.  

Cuando el cuerpo se libera de la grasa extra y el peso innecesario, se reduce la carga en el corazón, los pulmones, vasos sanguíneos y el esqueleto. Limitar estos cuatro productos ayuda mucho en esta lucha contra la hipertensión: 

  • Grasas trans y saturadas (especialmente presente en las frituras) 
  • Sodio (es esencial leer las etiquetas de los productos y recordar que la cantidad de sodio que aparece en la lista corresponde a una porción, no a todo el producto) 
  • Carne roja (excepto las magras) 
  • Dulces y refrescos azucarados (en especial el azúcar agregado, para lo cual también es útil revisar las etiquetas) 

3. Tercer paso, mantener buenos hábitos de sueño. La presión arterial también está ligada a los hábitos nocturnos. Cuanto menos se duerme, más alta es la presión arterial. Los individuos que duermen seis horas o menos pueden tener aumentos más pronunciados en la presión arterial. Si ya existe un diagnóstico de hipertensión, es aún más crítico tener una buena higiene del sueño. 

Se cree que el sueño ayuda al cuerpo a controlar las hormonas necesarias para, a su vez, controlar el estrés y el metabolismo. Con el tiempo, la falta de sueño podría causar cambios hormonales y estas alteraciones hormonales pueden llevar a una presión arterial alta y otros factores de riesgo de enfermedad cardíaca. 

Mientras se está durmiendo, la presión baja naturalmente, tener problemas para dormir significa simplemente tenerla alta por un tiempo más prolongado. Se puede decir que el sueño es un controlador natural de la presión arterial. 

4. Cuarto paso, lograr que el estrés positivo le gane al negativo. El estrés es parte de la vida. Se necesita para enfrentar situaciones de la vida, un nuevo trabajo, un examen, una situación judicial. Se trata de un estrés temporal, que desaparece cuando termina el momento de tensión. Sin embargo, cuando se vuelve incontrolable, puede elevar la presión arterial. 

Estudios han demostrado que la exposición acumulativa a factores estresantes diarios y la exposición al estrés traumático pueden aumentar el riesgo de hipertensión y, por ende, de enfermedades cardiovasculares. Un creciente cuerpo de investigación se refiere a la conexión mente-corazón-cuerpo, lo que sugiere que la mente de una persona puede afectar en forma positiva o negativa la salud cardiovascular, los riesgos de eventos cardiovasculares, y el pronóstico cardiovascular a lo largo del tiempo. 


Además
de las estrategias más populares para el manejo del estrés, como dormir bien, meditar, hacer ejercicio, mantener actividades placenteras y relajar los músculos, otras incluyen:
 

  • No solo buscar, sino ofrecer apoyo a los demás. Estudios han comprobado que una red social de amigos y familia ayuda a generar resiliencia ante el estrés. A su vez, la proactividad de brindar apoyo también puede aumentar las emociones positivas y disminuir las emociones negativas. 
  • No usar el alcohol para “relajarse”. Es cultural: se cree que el alcohol aleja el estrés cuando en realidad ocurre lo opuesto. Pero el alcohol y otras sustancias no resuelven la raíz del problema y pueden tener efectos graves para la salud. 
  • Volverseverde”. Estudios realizados en varios países han encontrado que los espacios verdes mejoran el estado de ánimo. Incluso los videos de la naturaleza pueden acelerar la recuperación del estrés en comparación con los videos que muestran imágenes de ciudades. Tomarse un momento para observar la naturaleza, aún en un bullicioso parque urbano, puede ayudar a cambiar el foco y calmar la mente. 

Como indica la Organización Mundial de la Salud, todo el mundo tiene un rol que jugar en el control de la hipertensión. La entidad aboga por estrategias globales, que ayuden a los formuladores de políticas y a todos los actores sociales, públicos y privados, a liderar esfuerzos centrados en los individuos y en la comunidad. 

Pan-American Life Insurance Group (PALIG) ha desarrollado un Diario de Salud Personal para ayudar a las personas a realizar un seguimiento de sus condiciones de salud,  las pruebas y el progreso en el manejo de hábitos saludables. Esta hoja de ruta brinda orientación sobre pasos clave que se necesitan saber y hacer para administrar el bienestar. También incluye información y enlaces a los muchos programas de promoción de la salud y programas de prevención de enfermedades que PALIG está implementando en la región 

Recuerde, siempre consulte con su médico u otro profesional de la salud calificado para determinar las mejores opciones para su cuerpo y salud, y para responder a cualquier pregunta que pueda tener con respecto a cualquier asunto médico.

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