Mucho más que la apariencia

25 ago. 2022

Mucho más que la apariencia: cómo la piel afecta cada parte de nosotros

Tiempo de lectura: 6 minutos

La piel es más que un simple recubrimiento, en realidad es el órgano más grande del cuerpo. Junto con sus derivaciones, el cabello, las uñas y las glándulas sebáceas y sudoríparas, la piel constituye un sistema que defiende al organismo a la vez que cumple múltiples funciones esenciales para la vida. Y al igual que el corazón, pulmones y otros órganos, si no se cuida, puede terminar teniendo problemas. 

 Su gran extensión, que la vuelve versátil, también es su condena: la piel está más expuesta al sol y a sus poderosos rayos ultravioleta, a los cambios de clima y a múltiples inclemencias que hasta la pueden envejecer de manera prematura. Aunque tiene un grosor de apenas 2 milímetros, pesa unos 3 kilos y, si se extendiera sobre una superficie, cubriría unos 2 metros cuadrados. Y tiene una capacidad de reproducción única, aunque no nos demos cuenta se renueva por completo cada 27 días. 

La piel se compone de tres capas: externa (epidermis), intermedia (dermis) e interna (subcutánea) debajo de la dermis. La dermis contiene tejido conectivo responsable de la secreción de colágeno y elastina, que proporcionan a la piel estructura, fuerza y ​​elasticidad para resistir interferencias externas. 

Entre las funciones principales de la piel, se encuentran: 

  1. Retener el líquido y prevenir la deshidratación 
  2. Ayudar a sentir sensaciones, como la temperatura o el dolor 
  3. Prevenir la entrada de bacterias, virus y otras causas de infección 
  4. Estabilizar la temperatura corporal 
  5. Sintetizar (crear) vitamina D en respuesta a la exposición al sol 

Todas estas maravillas que hace la piel se pueden ver seriamente afectadas cuando aparece una enfermedad. Por eso, es esencial conocer las afecciones de la piel, de ser posible prevenirlas, y si no, identificarlas y tratarlas en tiempo y forma. 

Para esto se necesita educación, campañas informativas, y no solo hablar sobre protectores cuando comienza el verano. Aunque esto obviamente es importante saberlo, las afecciones de la piel van más allá del sol y pueden aparecer en cualquier momento del año, con sus desencadenantes, síntomas y evolución específicas. 

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Como el resto de los órganos, la piel puede enfermarse. Algunas de las afecciones más comunes de la piel son: 

  1. Acné. Ocurre cuando se bloquean los folículos de la piel, lo que deriva en una acumulación de aceites, bacteria y piel muerta en los poros.  
  2. Alopecia areata. La pérdida de pelo en mechones o parches. 
  3. Eczema. Se desarrolla cuando la piel se reseca y pica, lo que conlleva inflamación, piel ajada y descamación. 
  4. Psoriasis. Se presenta cuando la piel comienza a producir escamas, que se pueden hinchar o sentirse calientes. 
  5. Vitiligo. Ocurre cuando partes de la piel pierden su pigmentación natural y aparecen parches blancos. 
  6. Rosácea. Se diagnostica cuando la piel se vuelve muy roja y aparecen partes gruesas y granos, especialmente en la cara. 
  7. Cáncer. Es el crecimiento descontrolado de células de la piel anormales. 

De todas ellas, el eczema es la que tiene una mayor incidencia a nivel mundial. Solo en los Estados Unidos 31.6 millones de personas tienen alguna forma de eczema. Uno de cada 10 individuos experimentará eczema en algún momento de su vida. 

A nivel mundial, unas 125 millones de personas viven con psoriasis. Y para el 60%, la afección es una barrera para la vida diaria, social y laboral.  

¿Se pueden reducir los riesgos?

Como indica el saber popular, algunos hábitos de vida pueden afectar la salud de la piel, por ejemplo, comer muchas frituras o no protegerse adecuadamente del sol. Pero también enfermedades autoinmunes, la diabetes, bacterias, hongos, parásitos, la genética, el nivel de estrés y ciertos medicamentos pueden intervenir para destruir la calidad de la piel.  

Aunque algunas enfermedades de la piel no pueden prevenirse porque están relacionadas con la genética o una enfermedad del sistema inmune, se puede minimizar el riesgo de padecer otras con medidas simples de higiene como: 

  • Evitar compartir artículos personales o cosméticos 
  • Beber mucha agua y mantener una dieta saludable 
  • Evitar el contacto con productos químicos o irritantes 
  • Dormir bien 
  • Lavarse las manos con frecuencia, 
  • Usar siempre protector solar 

Aunque cada una de las afecciones mencionadas tiene síntomas que la definen, todas comparten una característica: las marcas y cicatrices, de la forma y tamaño que sean, que la enfermedad deja como un rastro irrefutable y reconocible en la piel.  

Por eso tal vez las enfermedades de la piel tienen una carga de salud mental alta. Las personas con eczema o psoriasis suelen tener mayor riesgo de depresión, y de sufrir una baja en la autoestima, lo que puede conllevar al aislamiento social e incluso a crisis laborales. Es una suerte de círculo vicioso, porque el trastorno de salud mental también exacerba el riesgo de desarrollar una afección de la piel.  

Cabe enfatizar que la psoriasis, el eczema y otros trastornos de la piel, no son problemas “de belleza”, una falacia común por la cual se vincula la piel exclusivamente con la apariencia de una persona. 

Se trata de afecciones médicas ligadas de manera muy cercana a la salud mental, tanto que en Europa se ha desarrollado un campo terapéutico y médico, el de la psicodermatología, un área todavía poco explorada en este lado del océano. La especialidad propone, entre otras cosas, el manejo no farmacológico de las afecciones cutáneas.  

Las enfermedades de la piel afectan prácticamente por igual a todas las personas, independientemente de la raza, etnia o el color de la piel. En donde se evidencia la inequidad es en el acceso a la atención, el diagnóstico y los tratamientos necesarios para que la enfermedad de la piel no se convierta en una carga que afecte la calidad de vida de una persona y sus tareas cotidianas.   

La industria de la piel está enfocada en la cosmética, las cremas que prometen rejuvenecer, hidratar, y ocultar las marcas de la piel. Sin embargo, un enfoque holístico que ayude a la persona a conocer su piel, a realizarse un autoexamen y a poder dirigirse sin barreras a un especialista, lograrían una más sólida prevención, y eventualmente tratamientos precoces y más eficaces.  

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