La pandemia que revirtió el rol de los hijos, en pocos días

28 abr. 2020

La pandemia que revirtió el rol de los hijos, en pocos días

Tiempo de lectura: 5 minutos, 53 segundos

Las restricciones para frenar la pandemia de coronavirus se irán aliviando, los países abrirán de nuevo sus fronteras y las actividades económicas y sociales se irán reanudando lentamente. Pero la vida no será la misma, nos advierten los expertos.  Este virus desconocido hasta hace pocos meses llegó para quedarse. Incluso cuando se logre desarrollar una vacuna preventiva, seguirá circulando: ya forma parte de la extensa familia de gérmenes que enferma a los seres humanos.

La población mundial en su mayoría demostró en pocas semanas un asombroso poder de adaptación a las circunstancias, siguiendo las medidas que cada gobierno fijó para controlar el brote, aceptando el encierro temporal y distanciándose de la familia y amigos. Para muchos trajo dolor, ansiedad, soledad y miedo al pensar en el futuro y en que será de nuestros seres queridos más vulnerables.

Las personas jóvenes, aún las que se sintieron relativamente seguras, incluso si llegaran a infectarse, se sorprendieron al darse cuenta hasta qué punto sus padres eran más vulnerables a la enfermedad y la muerte. De repente los hijos, muchos de los cuales tenían relaciones distantes con sus mayores, vieron que aparecían responsabilidades que nunca habían tenido.

Ahora eran ellos los que tendrían que fungir como protectores para evitar que sus seres queridos mayores y no tanto no fueran al supermercado, no salieran a tomar una cerveza con sus vecinos, y cumplieran con todas las medidas de higiene impuestas. A su vez, muchos padres, aún aquellos que se consideran “digitalizados”, tuvieron que admitir que dependían de los hijos para configurar una teleconferencia o simplemente hablar con video. 

El aislamiento social ha sido una herramienta de salud pública efectiva en la pandemia. Pero, en las personas mayores los efectos adversos de estar aislado se han sentido más. Si bien se cuenta con tecnología para luchar contra el aislamiento social, ¿qué pasa cuando los mayores no tienen un teléfono inteligente o no saben cómo usarlo? 

Cambio de roles

Durante los días de confinamiento, muchos jóvenes comprendieron qué importante era que sus seres queridos mayores pudieran tener conexión social a través de la tecnología, para poder controlar su bienestar, sus necesidades y su salud.

El cambio de roles fue casi abrupto y generó frustración y malentendidos en muchas familias. Los hijos se preocuparon por seleccionar la información que tenían que leer sus padres, compartían estadísticas, texteaban durante el día para saber cómo estaban, querían saber si habían salido, si estaban usando máscara y guantes, si se lavaban las manos, si hacían ejercicio en casa...

Young boy in a blue shirt laying on a gray couch while video chatting with his grandmother through a tablet
Woman on a video chat call with family waving at them through the phone

 

Pero muchos mayores, contrariamente a lo que la mayoría de los jóvenes cree, no se asustan fácilmente por una pandemia y se sienten seguros, optimistas y prácticos. Sienten que han experimentado casi todo en la vida y que saben lo que tienen que hacer. Aquellos que todavía están activos y piensan seguir trabajando hasta los 70 años por lo menos, son independientes, y en muchos casos no solo cuidan de sus hijos todavía, sino también de sus padres ancianos.

A medida que avanzaba el temible virus en todo el mundo se conocieron las primeras pruebas que demostraron que la preocupación de los más jóvenes no era exagerada: la enfermedad se hacía más mortal con cada década de vida y mostraba cuán peligroso es la Covid-19 para las personas mayores.

Las temibles estadísticas

Antes de que el coronavirus se extendiera por más de 100 países de todo el mundo, los primeros datos de China, donde comenzó el brote, sugirieron que los adultos mayores eran los más vulnerables a los peores efectos de la enfermedad. El 33% de las personas fallecidas tenían entre 60 y más de 80 años. Luego llegaron los datos de Italia, el segundo país más afectado, cuyas víctimas mortales, en promedio, tenían 79.5 años.

En un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el brote en China, la tasa de letalidad en personas que no reportaron enfermedades crónicas fue de 1.4 %, pero se ese porcentaje se disparaba en grupos con otras afecciones:  13.2% para aquellos con enfermedad cardiovascular, 9.2% para diabetes, 8.4 % para hipertensión, 8.0% para enfermedad respiratoria crónica y 7.6% para cáncer.

Pero en general, las enfermedades respiratorias pueden ser especialmente peligrosas para las personas con enfermedades cardiovasculares. Se sabe que cuando los pulmones no funcionan correctamente, el corazón tiene que trabajar aún más duro. También se ha comprobado que la diabetes puede dañar el sistema nervioso y perjudicar los esfuerzos del cuerpo para eliminar las infecciones de los pulmones.

“Sigue pareciendo que las personas mayores con enfermedad cardíaca coronaria o hipertensión tienen una mayor probabilidad de desarrollar síntomas más graves”, dice el Dr. Eduardo Sánchez, jefe de Medicina Preventiva de la American Heart Association (AHA).

“Sobrevivientes de ataques cerebrales y personas con enfermedades del corazón, que incluyen alta presión sanguínea y defectos congénitos del corazón, podrían enfrentar un mayor riesgo de tener complicaciones si se infectan de COVID-19. Las personas con diabetes, sistemas inmunitarios comprometidos, enfermedades pulmonares crónicas y otros padecimientos subyacentes, también corren el riesgo de que la enfermedad se presente con más gravedad”, agrega el Dr Sanchez.

Hay otros problemas asociados con el envejecimiento que también juegan un papel importante. Las personas mayores pueden tener más problemas para para toser y estornudar, lo que les dificulta eliminar el virus de la Covid-19. El daño pulmonar acumulado en adultos mayores por hábitos como fumar o respirar aire contaminado puede aumentar aún más la vulnerabilidad.

Cada familia deberá evaluar y equilibrar los riesgos frente a este inesperado cambio que pone más en riesgo la salud de los mayores.  ¿Cómo ocuparse de un padre o una madre a la distancia?  ¿Tienen la resistencia emocional y física? ¿Qué quieren ellos? Muchas familias creen que ya pueden decidir por sus padres, pero lo cierto es que muchos pueden y quieren seguir decidiendo por sí mismos.

Consejos para hijos y cuidadores

  1. Si tiene padres que son adultos mayores, lo mejor es familiarizarse con las guías y consejos que ofrecen organismos de salud pública. Insista en las medidas preventivas diariamente, si es necesario.
  2. Discuta con sus padres mayores lo que pueden y no pueden hacer, dependiendo de su salud integral y si tienen o no condiciones médicas preexistentes.
  3. No es mala idea tener una conferencia telefónica con sus doctores, para saber más sobre la salud de sus padres y para que juntos puedan decidir qué es lo mejor.
  4. Entienda qué medicamentos está tomando y para qué.
  5. Tenga en cuenta que estas decisiones pueden ir cambiando según cómo vaya evolucionando la pandemia.

Según la Academia Americana de Médicos de Familia, una tercera parte de las muertes en personas de más de 65 años ocurre a causa de enfermedades infecciosas. Incluso una infección común como la influenza (gripe) puede ser más peligrosa para los adultos mayores que para otras personas.

Ahora se suma el nuevo coronavirus. El cuidado de los padres será desde ahora más crítico. Al menos hasta que dispongamos de una vacuna para COVID-19, dentro de los próximos dos años.

Fuentes: How Vulnerable Are Patients With Cardiovascular Disease to COVID-19, Flu Complications?Coronavirus precautions for patients and others facing higher risks

Cómo afecta la soledad a los adultos mayoresAARP, Consejos para el cuidado a larga distanciaCaringbridge, 13 Ways to Connect With Others While Social Distancing

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